La tortilla ha estado entre los mexicanos desde tiempos tan remotos que no ha sido posible precisar el momento en que apareció. Y aunque vivimos una época en que las fronteras se desvanecen, las culturas se mezclan e influyen entre sí, los estilos de vida cambian, podemos afirmar que su consumo goza de cabal salud lo que, tristemente, no sucede con la calidad del producto mismo.
En efecto, de unos años a la fecha debemos conformarnos con una tortilla de pésimas características, elaborada con harina nixtamalizada de maíz, cuando la tradición y la calidad exigen que sea del maíz nixtamalizado de donde se obtenga la masa.
Entre las deficiencias de la tortilla que predomina en el mercado, cabe destacar:
- Se rompen fácilmente
- Se endurecen al recalentarlas
- Olor desagradable
- Su sabor se explica más por los conservadores, estabilizadores, saborizantes y gomas artificiales, que por la materia prima: el maíz.
- Las tortillas con marca comercial tienen un alto contenido de químicos que prolongan su vida en anaquel.
Estos 2 factores, un mercado que ofrece un producto de muy baja calidad y el irrenunciable gusto del mexicano por su tortilla, dieron luz al proyecto GRAN MAESTRO MOLINERO.
Para ofrecer un producto de calidad, cuyas características remitan fielmente a la tortilla artesanal, la pieza clave es la fórmula para elaborar la masa.
En GRAN MAESTRO MOLINERO hemos desarrollado una fórmula 100% original, de la que obtenemos un producto con las siguientes cualidades:
– Turgencia o rollabilidad notable.
– Olor característico del maíz y de un producto fresco.
– Color correspondiente al maíz utilizado, blanco o azul.
– Textura y grosor tipo “tortilla hecha a mano”.
– Vida recomendable para consumo de 72 horas, SIN necesidad de usar conservadores.
No se trata de rescatar esta tradición por razones nostálgicas, sino de honrar nuestra cultura, halagar a nuestros paladares y cuidar que nuestras familias reciban el beneficio nutrimental que la tortilla tiene y que le han arrebatado.